China y el mundo que viene
En la segunda artículo de la serie especial de GloCal sobre el XV Plan Quinquenal. El documento oficial presenta un diagnóstico firme: China percibe un mundo inestable, competitivo y en transformación, donde la seguridad y la tecnología definen el nuevo orden global.
SOCIAL
GloCal


El primer punto del XV Plan Quinquenal expone con claridad la forma en que China interpreta el momento histórico que atraviesa el planeta. No se trata de una lectura optimista ni cooperativa: el documento ubica al mundo en una fase de transformación acelerada, marcada por tensiones, incertidumbre y una competencia estratégica que atraviesa todas las dimensiones del desarrollo humano. Este diagnóstico funciona como la base sobre la cual se estructura todo el plan.
El texto afirma que “los cambios nunca vistos en un siglo” se intensifican. Es la fórmula con la que el Partido Comunista describe la transición hacia un orden más fragmentado, donde la estabilidad que caracterizó al sistema internacional en las últimas décadas cede ante la rivalidad creciente entre grandes potencias. Para China, la competencia con Estados Unidos y Europa ya no es un episodio aislado, sino la condición estructural de la época: se disputa tecnología, mercados, finanzas, energía, influencia diplomática y control de cadenas de valor.
En este contexto, la seguridad ocupa un lugar central. El plan identifica un abanico amplio de riesgos: sanciones comerciales, restricciones en materia de semiconductores, reconfiguración de alianzas militares en el Indo-Pacífico, volatilidad financiera global, crisis climáticas y tensiones en el suministro de energía y alimentos. La lectura es clara: el entorno externo es más severo y complejo que en cualquier etapa desde el inicio de la reforma y apertura en 1978.
La revolución tecnológica es otro eje clave del diagnóstico. El documento sostiene que la competencia global por la inteligencia artificial, la computación cuántica, las energías limpias y los materiales avanzados definirá el poder internacional en las próximas décadas. De allí surge la necesidad de que China impulse su autosuficiencia y consolide “nuevas fuerzas productivas” para reducir su dependencia de los países desarrollados.
En paralelo, América Latina, África y el Sudeste Asiático aparecen como territorios estratégicos del nuevo mapa global. No sólo se los identifica como proveedores de recursos críticos —alimentos, minerales, energía— sino como socios de cooperación y espacios de influencia política en un mundo multipolar.
El diagnóstico que presenta el XV Plan es contundente: el mundo está cambiando, y la competencia es la regla. En esta lectura, China se prepara no para adaptarse pasivamente, sino para disputar activamente el rumbo de ese nuevo orden global.
