Ciudad de oportunidades

Entrevista a Guillermo De Rivas, intendente de Río Cuarto En el marco del evento Marca de Origen, organizado por la Cámara de Industriales Metalúrgicos, Guillermo De Rivas reflexiona sobre el rol estratégico del municipio, la articulación público-privada y el federalismo fiscal. Una visión de ciudad que combine identidad, conocimiento, empleo y futuro para construir oportunidades.

INDUSTRIA

Marca de Origen busca poner en valor lo hecho en Río Cuarto y destacar el valor distintivo, el valor agregado de nuestra identidad productiva. En ese sentido, ¿cuál es la Marca de Origen que le gustaría dejar a Guillermo De Rivas como parte de la identidad productiva de la ciudad?

—Esa marca de origen del sector productivo debe ser el resultado, no de un solo sector, sino de un trabajo articulado entre el sector empresario, el sector académico y el sector estatal, tanto municipal como provincial. En definitiva, si me preguntás cuál quisiese o cuál sería el horizonte más allá de una acción puntual, te diría que esa acción común debe ser construir colectivamente una ciudad de oportunidades. Eso es lo que me gustaría dejar.

En un contexto nacional atravesado por políticas de ajuste, un Estado replegado y un sistema financiero que no acompaña a la industria ni a las economías regionales, ¿qué herramientas tiene hoy un municipio como Río Cuarto para sostener el empleo, fortalecer el entramado productivo y defender la inversión local?

—Hoy, desde el retorno de la democracia, los municipios tienen un rol que se fue redefiniendo mediante la descentralización territorial para promover la cercanía y la institucionalidad local. Hemos superado aquella vieja concepción del municipio limitado a "alumbrado, barrido y limpieza", para involucrarnos en temas fundamentales como salud, economía, empleo, educación, deporte e infraestructura.

En la actualidad, existe una visión a nivel nacional que tiende a reducir el rol del municipio a funciones básicas. Nosotros entendemos que ese retroceso no es posible, ni material ni socialmente. Por el contrario, debemos potenciar nuestras capacidades locales en articulación con el sector productivo, estableciendo prioridades claras según la disponibilidad de recursos.

Río Cuarto, como ciudad, tiene que apostar a consolidar su marca de origen siendo un verdadero polo de desarrollo. Lo hemos hecho históricamente, promoviendo la existencia de empresas, generando infraestructura de servicios como gas, luz y circulación, fortaleciendo la trama urbana y apostando a la formación, el empleo y la capacitación.

En todos esos aspectos, el municipio tiene un rol protagónico que debe seguir asumiendo. Por eso es fundamental la articulación público-privada: hay cosas que, si se pierden, no se recuperan. Nuestro primer desafío es promover confianza. Y para eso, tenemos que ser serios, previsibles, austeros y, sobre todo, absolutamente honestos. Luego, debemos establecer reglas claras que orienten al sector productivo y permitan priorizar estratégicamente las acciones de gobierno.

En este nuevo rol, también debemos defender desde los municipios lo que legítimamente nos corresponde, así como el campo defiende lo suyo. Me refiero, por ejemplo, a los recursos que se van del territorio: retenciones, IVA, ganancias, del impuesto a los cheques, todos fondos que tradicionalmente se coparticipaban, y algunos de ellos con afectación específica, como el impuesto a los combustibles, destinado por ley a viviendas o infraestructura vial nacional. Hoy, esos recursos se van, y no vuelve absolutamente en nada.

Por eso debemos plantear, de manera seria, sana y responsable, la necesidad de revisar la distribución de los recursos y reformular la matriz tributaria. Lo que se produce en la región debe quedarse en la región. Si el Estado Nacional no va a derramar obras, infraestructura ni políticas de desarrollo o empleo, entonces esos recursos deben permanecer en las provincias, para que sean administrados y se traduzcan en desarrollo concreto.

Vicente Mojica imaginó este palacio municipal, José Manuel de la Sota soñó con una Capital Alterna. Si pudiera pensar un sueño más allá de lo políticamente correcto o lo posible, ¿a qué visión de ciudad nos invitaría hoy Guillermo De Rivas a soñar juntos como riocuartenses?

—Primero, que Río Cuarto siga siendo una ciudad vivible, en la que los riocuartenses nos sintamos orgullosos. A partir de ahí, debemos potenciar nuestras virtudes: aprovechar el entramado productivo en el que estamos insertos y, a la vez, consolidarnos como una ciudad del conocimiento, apoyándonos en las condiciones únicas que nos ofrece nuestro sector académico. Eso nos permitiría proyectarnos más allá de los edificios, hacia una identidad verdaderamente estratégica.

Creo que la época en la que el valor de un municipio se medía por tener un gran palacio municipal ha quedado atrás. Hoy, lo que realmente importa son las cosas intangibles: aquellas capacidades que nos permiten potenciar a la ciudad y consolidar al Río Cuarto que todos soñamos. Una ciudad que sea el motor y el centro de referencia productiva de todo el centro-sur de la provincia de Córdoba.