Competitividad y Valor Agregado
¿Cómo enfrentar la incertidumbre de una economía volátil y un mundo abierto?
GloCal Editora


¿Cómo enfrentar la incertidumbre de una economía volátil y un mundo abierto? La clave está en la competitividad. Más allá de la inversión, los impuestos o el mercado de trabajo, si las empresas no logran ser competitivas, difícilmente podrán resistir los desafíos de una economía abierta, competir a nivel global y, sobre todo, ofrecer más valor a los consumidores a un menor costo.
Para abordar esta cuestión, la Unión Industrial de Córdoba propone un modelo basado en cuatro niveles de análisis:
Nivel Meta: Se trata del componente cultural y sociológico de la competitividad. Río Cuarto cuenta con un entramado productivo sólido, conformado por asociaciones empresariales, clústeres productivos e instituciones científicas y tecnológicas. Esta dimensión incluye la cultura empresarial, la idiosincrasia de los inversores y el ecosistema en el que operan.
El Nivel Macro: Corresponde a las variables de la macroeconomía que maneja el Estado Nacional, como las políticas cambiarias, los regímenes impositivos y las tarifas de los servicios públicos. A nivel local, este es un factor exógeno al que las empresas deben adaptarse.
El Nivel Meso: Se refiere al estado de la industria y la región. Incluye la eficiencia del entorno, la infraestructura física e institucional, el mercado de factores y los servicios esenciales. Este es el gran campo de acción de las políticas públicas locales. Factores como la logística, la seguridad, el acceso a suelo industrial, energía competitiva y financiamiento son clave para transformar las ventajas comparativas en ventajas competitivas que atraigan inversión y desarrollo.
El Nivel Micro: Comprende los factores internos de la empresa que determinan su desempeño. Aquí se incluyen la productividad, la organización empresarial y la innovación tecnológica, elementos fundamentales para mejorar la competitividad individual de cada empresa.
La competitividad sistémica es uno de los grandes desafíos para consolidar el desarrollo industrial. Convertir el potencial productivo en inversión y crecimiento requiere una planificación estratégica que abarque todos estos niveles. Río Cuarto tiene la oportunidad de fortalecer su ecosistema productivo mediante políticas locales que impulsen la competitividad y generen valor agregado en cada eslabón de la cadena productiva.