Comprender lo humano, pensar el puente a lo productivo

El nuevo informe de Fundar y CIAS revela que 2024 marcó el ajuste social más grande desde 2002, con una reducción del 14% en la inversión no contributiva. Jóvenes y adultos fueron los más afectados, mientras que la niñez recibió un impulso que abre un debate sobre desarrollo con equidad.

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Un mapa para comprender

El Mapa de Políticas Sociales 2025 de Fundar y el CIAS no es un simple registro estadístico. Es una radiografía de cómo el primer año del gobierno de Javier Milei reconfiguró la trama de asistencia en Argentina. El dato central impacta: se aplicó el ajuste social más profundo en dos décadas, con una reducción del 14,19% en la inversión real en programas no contributivos.

Un retroceso que pesa en los territorios

El recorte llevó el gasto social a niveles similares a los de 2019, antes de programas claves como la Tarjeta Alimentar y Potenciar Trabajo. En la crisis 2018-2019, bajo Mauricio Macri, el ajuste acumulado fue del 9%; en 2024 la magnitud fue mayor y más concentrada. No se redujo drásticamente el número de beneficiarios, sino el poder real de los beneficios. Dicho de otro modo: la ayuda siguió llegando, pero cada vez alcanzó para menos.

Este impacto no es abstracto: lo sienten las familias en las provincias, los trabajadores informales, los jóvenes que necesitan becas para estudiar y los adultos que buscan sostener sus ingresos en medio de la inflación.

Ajuste y desarrollo: un dilema argentino

La inversión social no es un gasto pasivo: es un puente hacia la productividad futura. Programas como PROGRESAR o Potenciar Trabajo estaban diseñados para acompañar trayectorias educativas y laborales, condiciones indispensables para pensar en un desarrollo federal con empleo y equidad. Al reducir su alcance, se debilita también la capacidad del Estado de proyectar inclusión en el largo plazo.

Una brújula hacia el futuro

El desafío argentino sigue siendo equilibrar cuentas sin romper el tejido social. El informe recuerda que detrás de cada porcentaje hay personas concretas, con sueños y necesidades que no pueden esperar. En el interior profundo, la política social es más que una transferencia: es la base para pensar un puente hacia la productividad. Comprender lo humano es, en definitiva, la condición para construir una Argentina productiva y federal, con equidad como horizonte.