Conversaciones inteligentes

Durante unos 40 minutos, el secretario de Desarrollo Económico Esteban Carranza presentó su balance de gestión ante el Concejo Deliberante. Luego, los ediles formularon preguntas y contrapuntos, en una jornada marcada por diagnósticos, definiciones estratégicas y debates sobre competitividad, producción y rol del Estado.

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Un rumbo sostenido y una definición clara

Carranza abrió su exposición remarcando la continuidad de los ejes estratégicos de la Secretaría. “No cambiamos el punto de partida, lo ajustamos”, señaló, insistiendo en que el objetivo central es el desarrollo económico basado en el talento local, con impacto medible en oportunidades reales para los vecinos. El énfasis estuvo puesto en ordenar prioridades y sostener una lógica de trabajo que articule Estado, sector privado y academia, una triple hélice que, según el funcionario, resulta indispensable para cualquier estrategia de desarrollo territorial.

Escuchar para intervenir: “ofrecer la oreja”

Uno de los conceptos más reiterados fue el de la escucha activa. Carranza definió la metodología de la Secretaría como la de “ofrecer la oreja” al ecosistema productivo, permitiendo que empresarios, comerciantes y emprendedores expresen necesidades, intereses y límites. Esa lógica dio origen a programas como la Escuela de Negocios, mentorías y ciclos de capacitación, concebidos no desde un rol académico estatal sino como disparadores de intercambio y mejora.

En un pasaje clave de su alocución, Carranza fue directo: “las cuestiones macro disimulaban la ineficiencia”. Con la inflación como velo histórico, explicó, muchas debilidades estructurales quedaban ocultas. Hoy, afirmó, la competitividad exige revisar procesos, profesionalizar la gestión y mejorar indicadores reales de eficiencia.

Perfil productivo y exportaciones

Lejos de imponer una identidad desde el Estado, Carranza planteó que el desafío es definir el perfil productivo por las exportaciones. La validación externa —misiones inversas, vínculos con mercados como Chile y el acompañamiento de la Agencia ProCórdoba— aparece como espejo y estímulo. “La validación desde el extranjero nos obliga a mirarnos mejor”, sostuvo, subrayando que exportar no es solo vender afuera, sino ordenar la casa.

En materia de rol institucional, fue categórico: “el rol que tenemos es promover”. Promover inversiones, vínculos, financiamiento y conocimiento, sin reemplazar al privado ni capturar sus decisiones. Programas como Portones Abiertos, el fortalecimiento de parques industriales y el Polo Científico Tecnológico fueron presentados como ejemplos concretos de esa función facilitadora.

Una pregunta abierta

Hacia el cierre de su alocución, Carranza retomó el núcleo conceptual que atravesó todo el balance: la construcción de un ecosistema de desarrollo basado en vínculos estables entre Estado, sector privado y academia. Luego de insistir en que “es imposible pensar en desarrollo económico si no se le asigna rol a estos tres sectores” y de advertir que hoy “las cuestiones macro disimulaban la ineficiencia”, el secretario dejó planteado el interrogante que condensó el sentido de su exposición: “si somos inteligentes, ¿hasta qué medida hay que colaborar para poder competir?”.

La pregunta no apareció como una consigna abstracta ni como un llamado ingenuo a la cooperación, sino como una tensión real que atraviesa los procesos productivos locales.