Córdoba: políticas que sostienen el agro

Entre 2018 y 2022, Córdoba desplegó un entramado institucional y programas de apoyo al agro que combinan innovación, presencia privada y beneficios fiscales. El informe del BID muestra cómo la provincia articula Estado y productores en clave de desarrollo.

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El sector agropecuario cordobés no es solo resultado de su geografía ni de la capacidad de sus productores. Detrás de su fuerza productiva existe un andamiaje de políticas públicas que, en el período 2018-2022, marcaron una diferencia en el escenario nacional.

El informe del BID: “Análisis de políticas agropecuarias en la provincia de Córdoba en Argentina 2018-2022” destaca que Córdoba fue pionera en aplicar metodologías internacionales –como el Estimado de Apoyo al Productor de la OCDE– para medir el impacto de sus programas. Esto permitió identificar con precisión los apoyos presupuestarios y no presupuestarios destinados al agro, y ponerlos en perspectiva.

El entramado institucional es diverso: ministerios provinciales, organismos descentralizados y consorcios público-privados gestionan caminos, canales y conservación de suelos. Estos consorcios se consolidan como un modelo de gobernanza singular: productores que asumen parte de la gestión con financiamiento público. Un ejemplo claro de cómo lo local se organiza para garantizar infraestructura y sostenibilidad.

En materia de programas, se destacan iniciativas presupuestarias como el Programa de Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA), que promueve sustentabilidad, trazabilidad y eficiencia en el uso de recursos. También sobresalen las plataformas de información georreferenciada, que aportan datos en tiempo real para mejorar decisiones productivas. A esto se suman beneficios tributarios y créditos preferenciales que, aunque no implican desembolsos directos, generan un apoyo implícito clave para la competitividad.

La provincia muestra además un rasgo distintivo: la articulación con el sector privado en el diseño de las políticas. Córdoba no impone unilateralmente; abre canales para que los productores participen en la definición de prioridades, logrando un sistema de co-gobernanza que fortalece la legitimidad y la eficacia de las medidas.

La mirada glocal resalta una lección: la política pública, cuando se construye con evidencia y participación, multiplica el potencial productivo. Córdoba demuestra que el agro no es solo campo y cosecha: también es institucionalidad, innovación y alianzas estratégicas que le permiten proyectarse al mundo con solidez.