Datos y bajada a tierra
Germán Di Bella reflexiona sobre el desafío de transformar datos en decisiones en el corazón del agro norteamericano.
INDUSTRIA
GloCal


En diálogo exclusivo con GloCal desde la Misión Agtech 2025, el presidente del Clúster Agtech Córdoba analiza el vínculo entre universidad y empresa en Estados Unidos, y advierte: “Hay tecnología, pero no capacidad de análisis ni llegada al productor”.
La conversación con Germán Di Bella tiene el tono de quien observa en detalle, escucha con atención y conecta puntos. En el marco de la Misión Exploratoria Agtech 2025, que lo llevó junto a una delegación cordobesa a Indianápolis y St. Louis, el presidente del Clúster Agtech Córdoba comparte sus primeras impresiones con GloCal.
“Lo más disruptivo que hemos visto hasta el momento es cómo las universidades piensan en clave de negocio”, señala. “La universidad busca a las empresas para que las empresas sean copartícipes de la investigación, investigar de acuerdo a lo que necesitan, y participar de patentes o regalías de lo que producen en conjunto”.
A su vez, las universidades buscan que sus alumnos tengan salida laboral concreta. “Tienen módulos de extensión que las empresas pueden usar para investigar problemas reales, y ferias donde las compañías presentan proyectos y buscan talentos. Los profesores se ven a sí mismos como generadores de talento, y las empresas vienen a buscarlos”.
Sin embargo, lo que más lo sorprendió no fue la sofisticación tecnológica del agro estadounidense, sino su modelo productivo tradicionalista. “Lo que sí es difícil acá es que la universidad llegue directamente al productor. Hay mucha barrera. Primero, por lo tradicional que es. Solo el diez por ciento del área se trabaja con siembra directa. No hay agricultura de precisión”.
La tecnología está disponible, pero no plenamente utilizada. “La usan, pero no la terminan de explotar”, sostiene Di Bella. “En casi todas las charlas se repite lo mismo: se generan muchos datos, pero no hay capacidad de análisis para convertirlos en información útil. Eso es una traba enorme”.
Lo que falta no son sensores, sino interpretación. “La generación de datos continúa, pero no termina habiendo análisis y una bajada a tierra para que eso sea información útil para el productor”, insiste.
Lejos de mitificar a los grandes modelos globales, Di Bella propone una mirada crítica y situada. El contraste no es tecnológico, sino cultural. Lo que se necesita, dice, no es solo innovación, sino conexión real entre conocimiento y producción. Y en esa ecuación, América Latina también tiene algo que enseñar.
Desde GloCal, seguimos el viaje. Porque innovar no es copiar modelos, sino entender desde dónde se produce el cambio.