De Río Cuarto al Mundo: Desafíos y Oportunidades de la Internacionalización

Expandir una empresa más allá de las fronteras no es solo una cuestión de volumen de producción, sino un desafío estratégico que exige visión, planificación e inteligencia comercial.

Expandir una empresa más allá de las fronteras no es solo una cuestión de volumen de producción, sino un desafío estratégico que exige visión, planificación e inteligencia comercial. En un mundo globalizado, la internacionalización no es un lujo, sino una necesidad para aquellas empresas que buscan crecer y consolidarse en mercados dinámicos y competitivos.

Se habla mucho del “salto exportador” y del desafío de llevar lo nuestro al mundo. Sin embargo, para muchas empresas, la internacionalización no es una tarea sencilla. Implica un cambio cultural y organizacional profundo, que requiere planificación y preparación.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en el primer semestre de 2024, las exportaciones argentinas crecieron un 14%, alcanzando los 38.176 millones de dólares. Este crecimiento estuvo impulsado principalmente por productos primarios (26,5% del total), manufacturas de origen agropecuario (35,9%) y combustibles y energía (12,6%). Sin embargo, las manufacturas de origen industrial, que representan el 24,9%, mostraron una caída del 3,4% en sus exportaciones. Esto refleja la importancia de diversificar nuestra oferta exportadora para competir en el mercado global.

En muchos talleres y empresas productivas, el foco suele estar en el día a día: en la producción, en el cliente habitual, en resolver lo urgente. Pero, si queremos ganar mercados, ya sea dentro del país o en el extranjero, necesitamos desarrollar una inteligencia comercial que nos permita entender al cliente, manejar la logística, los medios de pago, los marcos normativos y cómo ser competitivos en otros mercados.

Hoy en día, no se trata solo de tener una gran escala productiva; lo clave es la competitividad, la seriedad y la permanencia. La capacidad de adaptarse y aprender es lo que determina el éxito o el fracaso en la exportación.

Por supuesto, la macroeconomía y un marco de reglas claras son fundamentales para sobrevivir en un mundo cada vez más dinámico e incierto. Pero, más allá de esos factores externos, la internacionalización es una oportunidad que debe consolidarse con una estrategia a largo plazo, reconociendo el ciclo de desarrollo de cada negocio y el proceso de aprendizaje que implica salir al exterior.

Existen herramientas valiosas, como la Agencia ProCórdoba, que pueden ayudar a las empresas a ganar experiencia. Desde participar en ferias internacionales hasta acceder a estudios técnicos y de mercado, estas iniciativas son un punto de partida fundamental.

No se trata de hacer una exportación puntual o de aprovechar una ventaja cambiaria temporal. Internacionalizarse significa acceder a nuevos mercados de manera sostenible, ofrecer un producto de calidad y convertirse en un proveedor confiable. Lograr una posición en el mercado lleva tiempo, pero perderla puede ser cuestión de un descuido.

Si queremos que el valor de Río Cuarto y el esfuerzo de nuestros trabajadores lleguen al mundo, necesitamos una visión empresarial clara y un aprendizaje continuo que conviertan las oportunidades en realidades industriales para nuestra ciudad y región.