Finanzas solidarias

Christian Arnaiz: “Es ahora cuando son más necesarias las redes de organización popular” Investigador y extensionista de la Universidad Nacional de Quilmes, Christian Arnaiz lleva más de una década trabajando en el diseño de herramientas financieras para la economía social. En esta entrevista, compartimos su experiencia en el desarrollo del Crédito a la Comercialización Solidaria (CCS), y su mirada crítica sobre monedas sociales, plataformas digitales y tecnologías emergentes desde la perspectiva de la Economía Social y Solidaria.

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Desde lo académico a lo comunitario

¿Cómo fue tu trayectoria académica y profesional hasta llegar al trabajo de investigación y extensión que desarrollás hoy en torno a las finanzas solidarias? ¿Qué te llevó a involucrarte con el programa CREES y el desarrollo del CCS en Quilmes?

Mi formación de grado es de Licenciado en Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, luego me especialicé en Desarrollo Local y Economía Social tanto en FLACSO como en la propia Universidad Nacional de Quilmes, en la que trabajo como docente desde el año 2012. Antes que eso, mis primeros pasos en estos temas estuvieron vinculados al trabajo en una organización que daba microcréditos en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.

Finanzas que fortalecen mercados sociales

¿Qué desafíos enfrentaron al vincular el crédito con el fortalecimiento de mercados sociales? ¿Cuáles fueron los aprendizajes clave del CCS para pensar una economía que priorice derechos y participación?

Entre los desafíos que enfrentamos a lo largo de los años se encuentra en primer lugar el de implementar una herramienta de crédito a la comercialización desde una universidad, con toda la adecuación de la experiencia al encuadre burocrático institucional, y la adecuación normativa de la universidad para albergar este tipo de dispositivos; en segundo lugar, fue necesario presentar proyectos tanto a distintos organismos del Estado como a la cooperación internacional para conseguir el fondeo necesario para respaldar la moneda social emitida en cada una de las ferias; en tercer lugar, fue necesario desarrollar ciertas articulaciones al interior de la universidad (con obra social y gremios, por ejemplo) y pensar una ingeniería específica y sencilla que permitiera recuperar los créditos otorgados de parte de cada uno de los públicos destinatarios (trabajadores de la universidad, estudiantes, miembros de organizaciones sociales y de proyectos de extensión e incubación) luego de realizada cada edición de la feria.

Uno de los primeros aprendizajes estuvo vinculado al reconocimiento del trabajo en red al momento de diseñar un dispositivo como el del CCS que permitiera promover el consumo solidario en las ferias organizadas desde la Mesa de Promoción de la Economía Social (MePESS), pero también al momento de implementarlo y recuperar el fondo prestable reduciendo los costos operativos, al abordarse el cobro de las cuotas a partir de la conformación de grupos solidarios al interior de las organizaciones o comisiones de estudiantes. En un segundo lugar, cabe destacar el hecho de haber podido involucrar a la comunidad de aprendizaje y pensar el dispositivo del crédito también como instancia formativa desde las propias prácticas para las distintas propuestas de formación en Economía Social y Solidaria que se ofrecen en la universidad.

Monedas sociales y memoria de crisis

En Argentina, las cuasimonedas surgieron en contextos de crisis. ¿Qué luces y sombras deja esa experiencia y cómo se relaciona con las monedas sociales como instrumentos de la ESS?

La experiencia argentina aporta experiencias muy significativas para pensar alternativas a las crisis periódicas y cada vez más frecuentes relacionadas a un sistema financiero cada vez más concentrado y especulativo, y distanciado del sector de la producción y el trabajo. Experiencias como las del Trueque, con más de 6 millones de personas que han podido resolver sus necesidades a partir de sus propias capacidades en momentos de alta desocupación, dan cuenta de las posibilidades de pensar en dispositivos que puedan ganar en escala y tener en centro a las personas. Junto con las denominadas “cuasimonedas”, monedas emitidas por distintas provincias ante la falta de liquidez de la economía, permiten pensar en la convivencia de distintas monedas, junto con las de curso legal, y que puedan plantearse otros objetivos y favorecer otros valores, que no sean los de la acumulación y la competencia (asociada a su escasez), y posibiliten el desarrollo y dinamismo de las economías locales a partir del aprovechamiento de recursos infrautilizados en las comunidades.

Plataformas digitales y disputas de sentido

Tecnologías como PIX en Brasil o Mercado Pago en Argentina están redefiniendo los medios de pago. ¿Qué posibilidades reales existen de que estas herramientas sean apropiadas por la ESS? ¿Qué riesgos implican?

Existe el desafío desde la ESS de desarrollar tecnologías y medios de pago con una lógica diferente a las de las grandes plataformas, en las cuales se produce una apropiación de los excedentes de productores/as de la ESS que en muchos casos las utilizan para no perder ventas. Es necesario el desarrollo de tecnologías que se adapten a las necesidades de las distintas unidades económicas de la ESS pero que puedan ser atractivas para los/as usuarios en general, en cuanto a los beneficios asociados en relación a otros medios de pago, como para poder avanzar en la escalabilidad de estos instrumentos.

¿Puede la blockchain ser solidaria?

Cada vez se habla más de monedas digitales, tokens y blockchain. ¿Cómo ves su posible integración en tramas económicas solidarias? ¿Qué potencial hay en estas tecnologías y qué rol juegan los promotores comunitarios?

Se han desarrollado plataformas en Argentina, como es el caso de Moneda Par, u otras que tienen su origen en otros lugares del mundo (moneda libre G1, o “Juna”) pero son utilizadas aquí, que permiten pensar en la posibilidad de aprovechar los beneficios en cuanto a seguridad y transparencia de tecnologías como Blockchain para ponerlas al servicio de las comunidades, del trabajo y de la producción local. El desafío pasa también aquí por las posibilidades que tienen estas tecnologías de ganar en escala, y esto muchas veces depende del diseño de las propias monedas en cuanto a su capacidad de adecuarse a las necesidades concretas de la comunidad para la que fue pensada, y en el trabajo militante de quienes actúan como promotores/as de las mismas, ya que suelen requerir, sobre todo en sus primeros años, mucho trabajo de visibilización y concientización para poder avanzar en su expansión, apropiación por parte de la población destinataria, y “desenganche” paulatino de aquellos proveedores de bienes y servicios pertenecientes a la economía concentrada.

Solidaridad en tiempos de ajuste

En este nuevo ciclo neoliberal, con ajuste, concentración y exclusión, ¿qué amenazas y oportunidades ves para las respuestas solidarias que nacen desde la organización popular?

Son múltiples las amenazas en la actualidad para la sostenibilidad de estos espacios, desde la escasez de tiempo de quienes los sostienen por tener que distribuirlo entre múltiples empleos, por las dificultades de sostener emprendimientos productivos y de comercialización en contextos de caída del poder adquisitivo y de fuerte competencia, y por la falta de promoción desde el Estado, cuando no directamente de persecución y ataque tanto en forma directa como indirecta a partir del desmantelamiento de organismos y políticas públicas que habían construido una red de acompañamiento y promoción para estos sectores.

Considero que es importante en estos momentos sostener las redes y tramas de organización popular, de tejido comunitario y construcción de alternativas desde la ESS. Es ahora cuando son más necesarias este tipo de redes, al ser espacios de construcción de otro tipo de prácticas económicas, que dan respuesta material desde los territorios a una propuesta de expropiación de las riquezas, sometimiento de los pueblos y degradación ambiental, pero también permiten dar respuesta emocional y de construcción de proyectos alternativos a los discursos dominantes.