IA Del laboratorio al mercado
En nuestra cuarta entrega de GloCal sobre el ILIA 2025 analizamos la dimensión que une ciencia, innovación y uso real: investigación, desarrollo y adopción. La región avanza, pero aún produce poco conocimiento propio y depende de tecnología importada.
INDUSTRIA
GloCal


La segunda dimensión del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial 2025 —Investigación, Desarrollo y Adopción (I+D+A)— es, quizás, la más reveladora. No solo muestra qué países están generando conocimiento científico en IA, sino también quiénes están logrando transformar ese conocimiento en innovación y uso real. En otras palabras: quiénes producen y quiénes simplemente consumen.
El ILIA evidencia un rasgo estructural: la investigación en IA está fuertemente concentrada. Brasil, México y Chile explican más del 80% de las publicaciones científicas regionales. El resto participa de manera fragmentada, con grupos pequeños, presupuestos acotados y escasas redes internacionales. Esta concentración repite el patrón histórico latinoamericano: pocos polos fuertes rodeados de vastas periferias digitales.
En el terreno del desarrollo tecnológico, la foto es similar. Si bien crecen los emprendimientos basados en IA, la mayoría se apoya en herramientas externas, modelos preentrenados y servicios en la nube de grandes corporaciones globales. La región avanza en aplicaciones, pero todavía tiene poca presencia en infraestructura y modelos propios. El caso excepcional es LatamGPT, el proyecto colaborativo impulsado por CENIA que, al articular más de 40 instituciones de 12 países, demostró que la región puede producir tecnología de frontera cuando existen coordinación e inversión.
En cuanto a adopción, el ritmo es vertiginoso. Sectores como comercio, educación, salud y servicios financieros integran IA generativa y automatización a un ritmo acelerado. Sin embargo, esta adopción tiene un doble filo: democratiza el acceso, pero también profundiza la dependencia tecnológica si no va acompañada de desarrollo local.
Desde la perspectiva de GloCal, la dimensión I+D+A del ILIA revela un desafío central: América Latina se está convirtiendo en una región usuaria, más que productora, de inteligencia artificial. Sin inversión sostenida en investigación, sin políticas de innovación articuladas con la industria, y sin universidades capaces de retener talento avanzado, la adopción no alcanza para construir soberanía digital.
El mensaje es claro: no basta con usar IA; hay que crearla, adaptarla y gobernarla. El desarrollo tecnológico no es un destino inevitable, sino un proyecto político que exige decisión, presupuesto y cooperación regional. Solo así la inteligencia artificial dejará de ser importada y empezará a tener acento latinoamericano.
