Los planes de Xi

China presentó la propuesta del XV Plan Quinquenal, el documento que marcará su rumbo económico, tecnológico y geopolítico hasta 2030. Un plan clave para entender la ambición de modernización socialista, el rol del Partido y la disputa por el liderazgo global.

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China ingresa en una nueva etapa estratégica. La propuesta del XV Plan Quinquenal (2026–2030), presentada por el Comité Central del Partido Comunista y respaldada por Xi Jinping, redefine el mapa del desarrollo chino para los próximos cinco años y anticipa movimientos que impactarán en la economía global. Entender este documento es comprender la lógica de poder que guía al país más poblado del mundo y al principal competidor geopolítico de Estados Unidos.

Para China, los planes quinquenales no son un ejercicio burocrático, sino la columna vertebral de su modelo de capitalismo planificado, donde el Estado y el Partido orientan —con gran detalle— la producción, la inversión, la tecnología y la seguridad. Desde 1953, estos planes ordenan el camino hacia lo que Xi denomina “la gran modernización socialista”, un horizonte que combina prosperidad económica, control político y autonomía tecnológica. El XV Plan llega, además, en un contexto de tensiones internacionales crecientes y de aceleración de la transición energética, lo que vuelve su contenido aún más relevante.

El documento establece las grandes coordenadas que guiarán a China hasta 2030: desarrollo de alta calidad, autosuficiencia en sectores críticos —como semiconductores, inteligencia artificial y energías limpias—, fortalecimiento del mercado interno, ampliación del consumo y expansión de la innovación como motor estructural del crecimiento. La idea de “nuevas fuerzas productivas” aparece como concepto central: China quiere pasar de fábrica global a potencia tecnológica líder, reduciendo su dependencia de Occidente.

Pero el plan no se entiende sin su arquitectura política. Xi ratifica que la conducción estratégica del PCCh es el eje del desarrollo. No hay modernización sin control político, ni innovación sin planificación. Esta simbiosis entre partido, economía y seguridad es la marca distintiva del modelo chino frente al capitalismo liberal occidental.

Finalmente, el XV Plan es también un mensaje hacia afuera. China busca afirmar su lugar en un mundo que percibe más inestable, competitivo y fragmentado. La autodependencia tecnológica, la expansión de la demanda doméstica y el fortalecimiento del aparato productivo apuntan a blindar a China frente a sanciones, restricciones y shocks externos. Para América Latina —proveedora de energía, alimentos y minerales estratégicos— este documento anticipa una demanda sostenida y un escenario de mayor competencia geopolítica.

Así, el nuevo plan quinquenal no es solo un documento económico: es un mapa de poder. Un anticipo de cómo China piensa su futuro y cómo se prepara para disputarlo.