Maquinaria con ADN Argentino

Argentina busca recuperar terreno en el comercio global con su maquinaria agrícola como estandarte. ADIMRA y CAFMA lideran una avanzada industrial en Europa del Este pese al viento en contra de la política económica local.

INDUSTRIA

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En tiempos en los que la apertura irrestricta de la economía y un tipo de cambio adverso parecen recortar alas a la industria, las máquinas argentinas siguen girando motores a miles de kilómetros. Desde Bulgaria, la presencia nacional en la feria BATA AGRO 2025, la más importante del Este europeo en maquinaria y tecnología agrícola, demuestra que el potencial industrial argentino no se rinde.

La misión, encabezada por ADIMRA y CAFMA, y organizada junto a la Cancillería y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, exhibe no solo equipos: exporta una forma de producir. “Exportamos un sistema, exportamos la siembra directa, demostrando la potencia de nuestra industria nacional”, dijo el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, destacando que el sector ya vende a más de 60 países.

La feria —que desde 2010 reúne a más de 16 mil visitantes anuales— representa una oportunidad clave para mostrar el músculo tecnológico argentino: sembradoras, tolvas autodescargables, embolsadoras de silobolsa y cabezales de cosecha son parte del repertorio exhibido. No es casual que Bulgaria haya sido en 2024 el cuarto destino de exportación del sector metalúrgico, solo detrás de Brasil, Uruguay y EE. UU. También crece la presencia en otros mercados estratégicos de Europa del Este como Rumania, Polonia, República Checa y Moldavia.

Enrique Bertini, titular de CAFMA, reafirma el horizonte: “Nuestro objetivo siempre apunta a multiplicar la oferta exportable, porque contamos con la capacidad tecnológica necesaria que se adapta a cada mercado”.

Mientras las reglas del juego locales parecen inclinar la cancha en contra, la industria metalúrgica apuesta a la innovación, cooperación internacional y presencia comercial activa como claves para seguir generando valor, empleo y soberanía productiva. Lo que no se puede perder es la convicción: exportar tecnología no es solo una transacción comercial, es una declaración de principios sobre el país que queremos ser.