No dejar a nadie atrás
La inclusión laboral exige políticas integrales y sostenibles. CEPAL propone un enfoque territorial e intersectorial para transformar los mercados de trabajo de América Latina. Educación, desarrollo productivo, protección social e institucionalidad laboral deben articularse en una estrategia que garantice empleo con derechos y cohesión social.
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En un contexto de crisis superpuestas —económica, climática, tecnológica y social—, la región necesita algo más que diagnósticos: necesita rumbo. El informe Desigualdades, inclusión laboral y futuro del trabajo en América Latina, coordinado por Mariana Huepe, propone una estrategia integral para enfrentar la exclusión laboral estructural que afecta a millones de personas en situación de vulnerabilidad. La premisa es simple, pero poderosa: no se puede construir un futuro del trabajo sin transformar el presente del empleo.
La CEPAL plantea seis áreas clave de intervención, articuladas bajo un enfoque territorial y con perspectiva de sostenibilidad. La primera es la política macroeconómica: sin crecimiento económico sostenido, no hay base para generar empleos de calidad. Pero no cualquier crecimiento sirve: debe ser inclusivo, productivo y compatible con la transición ecológica.
La segunda área es el desarrollo productivo. Se requiere aumentar la elasticidad empleo-producto, es decir, que el crecimiento genere más y mejores puestos de trabajo. Esto implica diversificar la matriz productiva, fomentar la innovación y fortalecer los encadenamientos regionales.
El tercer eje es la institucionalidad laboral. Esto abarca desde la modernización de los marcos normativos hasta el fortalecimiento de la negociación colectiva y los mecanismos de fiscalización. Sin reglas claras ni protección efectiva, el trabajo decente se vuelve una utopía.
El cuarto pilar son las políticas de mercado laboral con enfoque poblacional. La inclusión de jóvenes, mujeres, personas con discapacidad, afrodescendientes y pueblos indígenas requiere medidas específicas, adaptadas a sus realidades y territorios.
El quinto componente es la protección social, tanto contributiva como no contributiva. Integrar los sistemas de seguridad social con políticas de empleo y cuidado es clave para garantizar pisos mínimos de bienestar, especialmente en contextos de alta informalidad.
Finalmente, el informe destaca el papel de la educación y la formación profesional como herramientas de equidad. Aprender a lo largo de la vida y vincular la formación con el mundo productivo son desafíos urgentes para la región.
Como concluye CEPAL, “una estrategia integrada exige voluntad política, capacidades institucionales y un acuerdo social que la haga sostenible en el tiempo” (CEPAL, 2023, p. 199). La inclusión laboral no será resultado del mercado: será fruto de una política pública decidida a construir justicia social desde el trabajo.