Parques Industriales y Ordenamiento Territorial: Claves para una Ciudad Productiva
El desarrollo urbano y la industria no pueden avanzar en direcciones opuestas.


El desarrollo urbano y la industria no pueden avanzar en direcciones opuestas. La relación entre el ordenamiento territorial, la producción y el empleo es clave para diseñar ciudades sostenibles y equitativas. Más que solo un espacio para vivir, una ciudad es también un centro de producción y generación de empleo.
A menudo, cuando pensamos en la ciudad, nos enfocamos en sus viviendas, comercios y espacios verdes, pero rara vez consideramos el origen de los bienes que consumimos o quién los fabrica. En las últimas décadas, bajo la idea de una ciudad de servicios y una industria sin chimeneas, la urbanización y el crecimiento inmobiliario han desplazado fábricas y talleres a la periferia o los han absorbido de manera desordenada dentro del ejido urbano. Esto ha relegado a los parques industriales y al cordón verde a zonas aisladas, sin infraestructura ni integración con la vida urbana. ¿El resultado? Ciudades que consumen sin producir, que generan demanda de servicios pero no empleo de calidad.
Una ciudad inteligente no expulsa su industria, sino que la integra estratégicamente. Un parque industrial bien planificado no es solo un conjunto de fábricas, sino un motor económico que dinamiza el comercio local, genera empleo formal y permite la innovación tecnológica. Para lograrlo, es fundamental contar con infraestructura adecuada, transporte eficiente y una articulación efectiva con centros educativos y tecnológicos.
Cuando la industria y la ciudad crecen sin coordinación, se generan desbalances urbanos: por un lado, centros urbanos saturados, con alta informalidad laboral y déficit habitacional; por otro, periferias industriales desprovistas de transporte y servicios esenciales para los trabajadores.
Para evitar este desequilibrio, es necesario un modelo de desarrollo territorial que articule la producción con la vida urbana. Fortalecer parques industriales, polos empresariales y centros logísticos como espacios de innovación y empleo permitirá consolidar un modelo de ciudad que no solo consuma, sino que también produzca y genere oportunidades.
El futuro de una ciudad depende de su capacidad para integrar la producción con su estructura urbana. Solo así podremos garantizar un desarrollo sostenible, empleo de calidad y un entorno equilibrado para todos.