Política industrial local o nada.

La agroindustria y la industria metalmecánica representan una enorme oportunidad para el crecimiento de Río Cuarto.

La agroindustria y la industria metalmecánica representan una enorme oportunidad para el crecimiento de Río Cuarto. No solo son motores de empleo y producción, sino que, con la incorporación de valor agregado y el fortalecimiento de las capacidades productivas, pueden convertirse en pilares estratégicos del desarrollo regional.

Según el informe Una política industrial para el futuro de Argentina de la Fundación Fundar, la agroindustria aporta casi el 30% del PIB industrial y genera más de un millón de puestos de trabajo directos. Sin embargo, gran parte de su producción sigue centrada en el procesamiento primario. Con su fuerte perfil agropecuario, Río Cuarto tiene la posibilidad de liderar la transformación de esta industria hacia productos con mayor valor agregado.

El desafío no es solo exportar materias primas, sino avanzar en biotecnología, producción de alimentos elaborados y tecnología agrícola. Estas iniciativas no solo mejorarían la competitividad, sino que también ampliarían las oportunidades de empleo calificado y desarrollo local.

Por otro lado, la industria metalmecánica, que representa el 20% del PIB industrial, es una de las principales proveedoras de maquinaria y bienes de capital. En nuestra región, este sector necesita fortalecer sus encadenamientos productivos y avanzar hacia la digitalización y la industria 4.0. El informe de Fundar subraya que una política efectiva debe priorizar la capacitación de trabajadores, el desarrollo de proveedores locales y la adopción de nuevas tecnologías.

¿Qué significa esto para Río Cuarto? La planificación de políticas locales y regionales debe enfocarse en fortalecer la competitividad de las empresas, facilitar el acceso a tecnología y fomentar el desarrollo de clústeres productivos. Un ejemplo clave es el clúster Agtech, que juega un papel estratégico en el ecosistema local.

Invertir en centros de innovación, capacitación técnica y mejorar la infraestructura logística no es solo una necesidad, sino una oportunidad para posicionar a Río Cuarto como un polo de referencia en agroindustria y metalmecánica. Es momento de superar debates estériles y enfocarnos en financiar y respaldar políticas de desarrollo que potencien la inversión privada y el empleo.

Apostar por la generación de valor y el fortalecimiento de estos sectores es el camino hacia un desarrollo inclusivo y sustentable. La clave está en la articulación de esfuerzos entre el sector público y privado para consolidar un crecimiento sostenible y con impacto real en la comunidad.