PYMEF: El Desafío de las Empresas Familiares.
Las pequeñas y medianas empresas familiares (PYMEF) han sido históricamente el motor del empleo y la producción en Argentina.
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Las pequeñas y medianas empresas familiares (PYMEF) han sido históricamente el motor del empleo y la producción en Argentina. Desde la década del 90 y el 2000, el Profesor Jorge Barron, de la Universidad de Río Cuarto, enfatizaba en sus estudios que el 80% de las empresas son familiares y generan el 50% del empleo, una realidad que sigue vigente en la actualidad.
La familia no solo es una unidad productiva, sino también un modelo de organización del trabajo que se ha mantenido a lo largo de la historia. Desde el autoempleo y la economía de subsistencia hasta corporaciones multinacionales, las redes familiares y sociales cumplen un rol central en las estrategias de reproducción económica y social.
Sin embargo, la continuidad de estas empresas enfrenta desafíos significativos. Solo el 50% de las empresas familiares logran superar la primera transición generacional y apenas un 10% llega a la tercera. Esto se debe a la compleja intersección entre las dinámicas afectivas y las decisiones empresariales. Como ilustraba Barron en sus clases con ironía: “Si su cuñado se queda sin trabajo y le propone entrar a la firma familiar, póngale un maxi kiosco en el pueblo de al lado”. Esta frase, más allá de su humor, pone de manifiesto las tensiones que pueden surgir cuando la familia y el negocio se entrelazan.
Comprender el mundo PyME implica analizar no solo las trayectorias laborales de sus integrantes, sino también las biografías empresariales que moldean su evolución. Las decisiones en estas empresas no responden únicamente a criterios racionales de administración, sino que están profundamente influenciadas por el mundo afectivo, la comunicación familiar, las historias de vida y la experiencia adquirida a lo largo de generaciones.
El agente económico que decide invertir, innovar e integrar tecnología no actúa en un vacío, sino en un entorno familiar y comunitario. En este sentido, las competencias blandas, las redes de apoyo y la inteligencia emocional son factores críticos para fortalecer la sostenibilidad y competitividad de las PYMEF.
El verdadero desafío para estas empresas no es solo adaptarse a las exigencias del mercado, sino gestionar eficazmente su evolución interna, consolidando estructuras que permitan su continuidad generacional y su crecimiento en un entorno cada vez más dinámico.