Recuperar la industria
Mientras la macroeconomía se debate entre estabilización y volatilidad, el aparato productivo real continúa atrapado en una recuperación a dos tiempos entre producción nacional e importaciones.
INDUSTRIA
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Mientras la macroeconomía se debate entre estabilización y volatilidad, el aparato productivo real continúa atrapado en una recuperación a dos tiempos entre producción nacional e importaciones. Algunos sectores industriales muestran signos de reactivación, pero otros enfrentan obstáculos crecientes. El último informe de actividad metalúrgica elaborado por ADIMRA correspondiente a marzo de 2025 confirma esta dinámica: para que el crecimiento sea genuino, es indispensable vincular la recuperación con el fortalecimiento de capacidades tecnológicas locales y con una estrategia nacional de desarrollo.
La actividad metalúrgica muestra señales de recuperación, aunque con matices. En marzo, la producción del sector creció un 2,9 por ciento interanual, pero registró una contracción del 1,3 por ciento respecto al mes anterior. La foto de corto plazo evidencia una recuperación frágil, que se da en un contexto de competencia creciente por parte de las importaciones. El dato más alarmante proviene del comercio exterior: las compras de productos metalúrgicos al extranjero aumentaron un 47,1 por ciento en febrero, último mes disponible, con una tasa de crecimiento mensual promedio del 6,1 por ciento. La metáfora de la recuperación a dos tiempos, planteada en notas anteriores, se confirma con claridad: la producción local avanza, pero las importaciones avanzan más rápido.
Maquinaria agrícola y carrocerías y remolques: los motores del repunte
Entre los sectores que empujan el promedio general hacia arriba, se destacan nuevamente maquinaria agrícola y carrocerías y remolques. En marzo, estos rubros registraron incrementos interanuales del 18,7 por ciento y 23,5 por ciento, respectivamente. Su desempeño responde a una demanda sostenida, tanto del agro como de la logística, y al efecto derrame que generan sobre otras ramas industriales. Estos sectores actúan como locomotoras de la recuperación, arrastrando cadenas de proveedores, servicios técnicos y empleo calificado.
Fundición y autopartes: los sectores que siguen en baja
En el otro extremo, fundición y autopartes continúan en terreno negativo. La fundición mostró una caída interanual del 13,9 por ciento, mientras que el segmento de autopartes retrocedió un 3,7 por ciento. La retracción en estos sectores se vincula tanto con la debilidad de la demanda interna como con el impacto de las importaciones. En el caso de las autopartes, la falta de dinamismo en la industria automotriz y la competencia externa agravan el panorama. Estas ramas evidencian que el proceso de recuperación no está llegando de forma pareja a toda la cadena metalúrgica.
Bienes de capital: claves para el desarrollo o riesgo de dependencia
El rubro de bienes de capital mostró un crecimiento del 2,8 por ciento interanual. Aunque positivo, este avance queda opacado por la fuerte suba de importaciones en este segmento. El fenómeno plantea una disyuntiva estratégica: incorporar tecnología del exterior puede ser necesario, pero sin una política que asegure transferencia tecnológica, formación de capacidades locales y articulación con proveedores nacionales, el riesgo es consolidar un modelo de crecimiento dependiente y con escaso impacto en el desarrollo productivo genuino.
En una estrategia puede haber ganadores y perdedores, pero debe haber señales claras y reglas de juego parejas. Por el momento la discusión no está en ¿Qué producimos y como nos insertamos al mundo? Sino en cuanto compramos y con que beneficios de coto plazo.
Recuperar la industria no se trata solo de reactivar volúmenes de producción. Se trata de impulsar un modelo de desarrollo que fortalezca el entramado productivo nacional, que agregue valor, que genere conocimiento y que apueste por la competitividad sistémica. Porque crecer importando no es lo mismo que crecer produciendo.