Redefiniendo la Competitividad: Competitividad Más Allá del Crecimiento Económico

El concepto de competitividad es un término que escuchamos a diario, a menudo asociado con la eficiencia, la productividad y la maximización de beneficios. Sin embargo, ¿es esto suficiente?

El concepto de competitividad es un término que escuchamos a diario, a menudo asociado con la eficiencia, la productividad y la maximización de beneficios. Sin embargo, ¿es esto suficiente? La competitividad debe entenderse desde un enfoque sistémico, orientado al bienestar de las personas y a la sostenibilidad del planeta.

La competitividad no es simplemente una carrera por maximizar las ganancias. Por el contrario, implica que las empresas, incluidas las industriales, no solo busquen rentabilidad, sino que también contribuyan al bienestar de sus trabajadores, las comunidades donde operan y el medioambiente. Este enfoque de triple impacto—económico, social y ambiental—genera un círculo virtuoso donde el desarrollo sostenible impulsa el crecimiento económico.

Las pymes conocen bien esta dinámica, ya que propietarios, empleados y clientes suelen compartir el mismo barrio, el supermercado y la escuela de sus hijos. En otras palabras, la competitividad de una empresa está intrínsecamente ligada al bienestar de su entorno. Empresas responsables, social y ambientalmente, tienen más posibilidades de perdurar en un mundo cada vez más consciente de estos desafíos.

La clave está en reconocer a las empresas como actores fundamentales en el desarrollo de sus territorios. Esto implica colaborar con gobiernos, universidades y otros sectores para encontrar soluciones a problemas sociales y ambientales, sin descuidar su actividad productiva. Solo a través de esta sinergia es posible consolidar un modelo de crecimiento con propósito, donde todos los actores—empresas, trabajadores y sociedad—se beneficien.

En un mundo interconectado, la sostenibilidad se ha convertido en una ventaja competitiva real. La competitividad ya no se mide solo por la capacidad de generar ingresos, sino por la habilidad de hacerlo de manera sostenible, integrando el progreso económico con el bienestar social y ambiental.