Seguridad con diseño

La ergonomía dejó de ser un concepto técnico: hoy es una herramienta estratégica para la industria. Un puesto de trabajo bien diseñado reduce lesiones, mejora la calidad y fortalece la cultura organizacional, combinando prevención con eficiencia económica

INDUSTRIA

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En la industria moderna, la productividad no se mide sólo por máquinas más veloces o procesos más automatizados. También se juega en un terreno silencioso: el diseño del puesto de trabajo. La ergonomía, entendida como la adaptación de la tarea a la persona, se convirtió en un factor central para competir.

La normativa argentina lo anticipó en la Ley 19.587, que subraya la importancia de preservar la integridad psicofísica de los trabajadores. Pero más allá de la obligación legal, cada vez más empresas comprueban que la ergonomía es una inversión con retorno inmediato. Un operario que no sufre dolores musculares ni fatiga excesiva comete menos errores, se ausenta menos y mantiene un ritmo constante de producción.

El ejemplo más claro está en las pymes que rediseñaron estaciones de trabajo: altura regulable de mesas, iluminación adecuada, reducción de vibraciones o uso de herramientas más livianas. Los resultados son contundentes: menos accidentes, menos reposos prolongados y mayor calidad en los productos terminados. La prevención, en este caso, no es un gasto: es un ahorro tangible y un motor de eficiencia.

Además, el diseño ergonómico fortalece el valor organizacional. Cuando los trabajadores perciben que la empresa se preocupa por su bienestar físico, se genera un vínculo de confianza que impacta en la motivación y en la disposición a innovar. Una cultura productiva basada en el cuidado se traduce en equipos más comprometidos y en menos resistencia a los cambios tecnológicos.

El criterio económico es evidente: un puesto mal diseñado implica más rotación, más costos médicos y menor productividad. En cambio, la ergonomía es una estrategia de largo plazo: ordena procesos, optimiza el uso de la energía laboral y proyecta a la empresa hacia estándares internacionales de calidad y seguridad.

En Córdoba, donde conviven industrias tradicionales y empresas que buscan modernizarse, la ergonomía ya no es una opción técnica. Es una condición necesaria para sostener la competitividad. Diseñar para producir significa reconocer que el trabajador no es una pieza intercambiable, sino el eje que define la calidad y la continuidad del negocio.

La conclusión es clara: la ergonomía no es comodidad, es estrategia. Y en un mercado global exigente, quienes la incorporan ganan no sólo en prevención, sino también en eficiencia y prestigio.