Un peatón en búsqueda del pan

En una ciudad que crece en superficie pero no en oportunidades, el peatón ya no busca empleo, busca pan. Franco D’Ercole reflexiona sobre el trabajo, la desigualdad y el uso del suelo productivo en Río Cuarto, en clave glocal.

SOCIAL

Franco D’Ercole

“Pan y trabajo.” La frase, pintada en tantos paredones de la ciudad, retumba en la mente del peatón. ¿Será que muchos roban por hambre? El peatón no lo sabe. Quizás la respuesta sea ambigua. Delinquir está mal, sí. Pero, ¿es solo eso?

Río Cuarto, como todo el país, viene siendo castigado en lo que respecta al trabajo, especialmente al trabajo formal. Conocemos ese latiguillo de “el que quiere trabajar, trabaja”, aunque no todo el que trabaja recibe un salario digno. Entonces, el foco se desplaza: ya no se busca empleo, se busca “el pan”.

Surgen caminos tentadores: antes, jugar al fútbol para “salvarse”; ahora, la timba cripto. Algunos jóvenes persiguen esa ilusión. Otros, eligen el delito. También aparecen falsas promesas envueltas en discursos de coaching: estafas piramidales con rostro motivacional. Frente a eso, solo hay una respuesta real: generar empleo con salario digno.

Pero, ¿Río Cuarto ofrece trabajo suficiente?

La ciudad depende casi exclusivamente del agro, mientras el resto de los empleos se concentra en servicios. Los cuentapropistas abundan, pero ¿tienen incentivos, acceso al crédito, beneficios fiscales? ¿Existen espacios adecuados para montar una fábrica?

El sector industrial, históricamente localizado al sur, se encuentra hoy rodeado de zonas residenciales. Allí, donde debería fortalecerse un polo de producción, crecen barrios y edificios. ¿Cómo puede ser que el espacio destinado al empleo se convierta en escenario de especulación inmobiliaria?

La ciudad crece, sí, pero bajo una lógica que prioriza el mercado por sobre la necesidad. “Revertir esta lógica —dice D’Ercole— es costoso y complejo.” Pero no hacerlo es condenar a la ciudad a ser hostil, a convivir con conflictos entre viviendas e industrias improvisadas en zonas no aptas.

¿Es Río Cuarto un lugar que genera empleo? ¿Está preparada para crecer sin sacrificar su tejido productivo? El parque industrial actual parece no responder. La desocupación se siente en la calle. Y mientras tanto, el peatón sigue caminando. No para buscar trabajo. Para buscar pan.