Una ciudad para 500 mil habitantes
A los 94 años, Aldo Rudi demuestra que la juventud es una medida del pensamiento. Con claridad y compromiso, este ciudadano ilustre proyecta innovaciones para una ciudad que mira al futuro. Desde el sur de Córdoba hacia el mundo, su legado une la agronomía, la sustentabilidad y la docencia, inspirando a nuevas generaciones y recordando que soñar es también producir.
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El clima de un homenaje
La sala del Concejo Deliberante se llenó de emoción. Familiares, amigos, autoridades y vecinos acompañaron el reconocimiento a un hombre que ha hecho de la agronomía, la innovación y la enseñanza un legado vivo. Entre aplausos, Aldo Rudi recibió la distinción de Ciudadano Ilustre de Río Cuarto, con una lucidez que sorprendió y conmovió.
“Recibir este reconocimiento es abrir la puerta para trabajar más”, dijo, condensando en una frase lo que fue siempre su estilo: la acción.
Un bosque como herencia
Hace más de cuarenta años, Aldo y su esposa Heidy comenzaron a plantar árboles en un campo del Pasco Tondo. Allí nació un bosque de especies de todo el mundo, que hoy es lugar de aprendizaje, memoria y celebración. “Todos mis cumpleaños los festejo bajo un árbol”, contó, revelando esa unión íntima entre vida y naturaleza.
Agua y ciudad para el futuro
Con la mirada puesta en las próximas generaciones, Rudi insistió en la necesidad de concretar el dique Cuna y un sistema integral de agua potable para una ciudad que crecerá hasta alcanzar el medio millón de habitantes. Su propuesta es un ciclo completo: reservorio de agua, tratamiento de cloacas, forestación comunal y producción de energía a partir de la biomasa. Una ecuación perfecta de sustentabilidad que ubicaría a Río Cuarto en la vanguardia mundial.
Un llamado a los dirigentes
En medio del homenaje, Aldo sorprendió al dirigirse al intendente y a los concejales:
“Cuando se conecten todos los nuevos edificios, ¿de dónde vamos a sacar el agua?”. Con esa pregunta, dejó claro que ser ciudadano ilustre no es un gesto de despedida, sino un compromiso para señalar los desafíos urgentes de infraestructura. Su voz, cargada de experiencia y futuro, resonó como una advertencia y una invitación al trabajo colectivo.
El pionero de Agrobet
En los años ’50, junto a un compañero, fundó Agrobet: la primera agroveterinaria del país. De allí surgieron la pulverización aérea, la producción de semillas y un sistema de servicios que revolucionó el agro regional. Rudi recuerda esos días con entusiasmo, convencido de que hacer y enseñar con el ejemplo es la mejor forma de dejar huella.
Juventud en las ideas
Con 94 años, Aldo no piensa en retirarse. Habla de proyectos, de soluciones, de cómo mejorar la ciudad. La juventud que conserva no está en el cuerpo, sino en la claridad de su pensamiento y en la fuerza de su ilusión.
“Siempre he tenido como motor la ilusión de hacer algo, de llegar”, confesó. Esa ilusión, intacta, es la que hoy inspira a quienes lo escuchan.

