Generaciones en riesgo: jóvenes y adultos en la mira
El Mapa de Políticas Sociales 2025, publicado por FUNDAR, confirma que el ajuste de 2024 recayó principalmente en jóvenes y adultos. Programas como PROGRESAR y Potenciar Trabajo sufrieron recortes superiores al 60%. Dos tercios de la reducción del gasto social impactaron en quienes deberían ser el puente entre educación, trabajo y desarrollo
SOCIAL
GloCal


El peso del ajuste
En el primer artículo* se mostraba la magnitud del recorte global, este segundo revela el corazón del problema: dos de cada tres pesos ajustados salieron de programas destinados a jóvenes y adultos. El dato no es menor: se trata de los segmentos llamados a sostener el futuro productivo del país.
*https://www.glocal.click/comprender-lo-humano-pensar-el-puente-a-lo-productivo
Mientras las pensiones no contributivas para adultos mayores retrocedieron un 14,9% real, el gasto en programas educativos y laborales para jóvenes cayó un 39,8%. Eso significa que de cada diez pesos destinados a becas, formación o empleo en 2023, cuatro se recortaron en 2024.
Programas debilitados
El golpe más duro se sintió en PROGRESAR, con una caída del 63,3% en la inversión. La reducción combinó menos beneficiarios y menores montos: estudiar con ayuda del Estado se volvió cada vez más difícil. En paralelo, el ex Potenciar Trabajo —transformado en Volver al Trabajo y Acompañamiento Social— se desplomó casi un 60% en términos reales, quedando con beneficios congelados que pasaron de ser un ingreso central a marginal.
A esto se suma la eliminación de los subsidios para la preservación del empleo formal, con una caída del 81%. En un mercado laboral que no crea empleo privado registrado desde 2011, recortar esta política es un retroceso que agrava la informalidad.
Impacto en la integración social
El resultado es un escenario donde millones de jóvenes y adultos pierden apoyos que podían ayudarlos a terminar la escuela, acceder a estudios superiores o sostener ingresos mínimos en la economía popular. El ajuste no solo erosiona el presente: debilita las chances de construir un puente hacia la productividad formal y la equidad territorial.
Pensar más allá del ajuste
El dilema es claro: sin políticas activas para jóvenes y adultos, la Argentina limita su capacidad de transformar la energía social en trabajo y producción. Si el país logró convertir la AUH en una política de Estado para la niñez, el desafío es consolidar una estrategia similar para la juventud y la adultez trabajadora. Sin ese paso, el futuro productivo seguirá anclado en la precariedad.