Jubilaciones en la cuerda floja
El informe de Fundar y CIAS revela que las jubilaciones mínimas cayeron 14,9% en 2024, pese a la recuperación parcial del segundo semestre. La nueva fórmula de movilidad, ajustada por inflación, trajo alivio, pero la persistencia de bonos discrecionales mantiene la incertidumbre sobre los ingresos más bajos.
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El impacto silencioso del ajuste
Mientras la discusión pública se concentraba en la eliminación de ministerios y subsidios, el golpe más silencioso ocurrió en los haberes previsionales. Las jubilaciones no contributivas —que incluyen moratorias y pensiones mínimas— sufrieron una pérdida real del 14,9% en promedio durante 2024.
Entre diciembre de 2023 y febrero de 2024, los haberes se desplomaron un 24,6% real, lo que redujo fuertemente el poder adquisitivo de los adultos mayores, incluso de aquellos que reciben bonos complementarios.
Esta nota es continuidad de una serie de artículos sobre el informe: Mapa de Políticas Sociales 2025 de Fundar y el CIAS. Podes leer otras notas en GloCal: https://www.glocal.click/comprender-lo-humano-pensar-el-puente-a-lo-productivo
Una nueva fórmula en medio de la tormenta
Desde marzo de 2024, el gobierno implementó una nueva fórmula de movilidad que ajusta las jubilaciones por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En un contexto inflacionario, el cambio fue positivo: permitió una recuperación gradual y mensual, en lugar del rezago trimestral que caracterizaba la fórmula anterior.
A fines de año, los haberes se habían recuperado casi al mismo nivel de noviembre de 2023, aunque sin compensar la pérdida acumulada del promedio anual. El problema, advierte el informe, es la dependencia de los bonos: complementos otorgados de forma discrecional por decreto, que pueden ser suspendidos o modificados sin debate legislativo.
Un sistema que necesita reglas estables
La situación deja en evidencia la fragilidad estructural del sistema previsional. Si durante la gestión anterior los bonos ayudaron a amortiguar la caída, hoy su congelamiento contribuye a frenarla. En términos reales, los jubilados que no reciben bonos —en su mayoría de clase media y alta— son los que más recuperaron, mientras los que dependen de la mínima siguen rezagados.
El informe de Fundar y CIAS advierte que la sostenibilidad fiscal no puede lograrse a costa de la dignidad previsional. La jubilación no es un subsidio: es la expresión del pacto social entre generaciones.
Federalizar el bienestar
En muchas provincias, la jubilación mínima es el principal ingreso de los hogares más pobres. Cuando se erosiona su poder de compra, se debilita el consumo local, la economía regional y el entramado de cuidados que sostiene la vida cotidiana. Por eso, equilibrar las cuentas no puede implicar romper los lazos sociales que dan sentido a la productividad.
Pensar un país productivo también es pensar cómo envejecer con dignidad. No se trata solo de fórmulas o decretos, sino de un modelo de desarrollo que reconozca a los mayores como parte activa del tejido social. Una Argentina federal, humana y productiva necesita un sistema previsional estable, justo y sustentable: ese es el verdadero horizonte del bienestar.