Universidades, PYMES y la importancia de reconocerse en el mismo equipo
He leído con mucho gusto la nota “¿Si no es con PYMES, para qué?”, escrita por Ricardo Gianni y publicada en el medio GLOCAL. Su texto se refiere a mi trabajo La Universidad en tiempos del Capital Tecnológico
SOCIAL
Cristian Santos.


He leído con mucho gusto la nota “¿Si no es con PYMES, para qué?”, escrita por Ricardo Gianni y publicada en el medio GLOCAL.[1] Su texto se refiere a mi trabajo La Universidad en tiempos del Capital Tecnológico, un libro con el que intenté caracterizar el rol particular que han asumido las instituciones universitarias durante las últimas décadas, teniendo en cuenta que las primeras universidades en el mundo fueron creadas hace más de 800 años, antes que existiera el capitalismo. Con mayor gratitud aún, recibí luego su invitación para responderle, como me dispongo hacer ahora mismo.
Me enfocaré en dos afirmaciones que Ricardo hace en su nota. En una, dice que apostar por las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) debe ser una decisión estratégica para el país. En la otra, que si la Universidad pública no logra construir con ellas una articulación inteligente, otro lo hará. Y presenta a la Universidad privada como ese tercero en discordia.
Estoy de acuerdo con que apostar por las PYMES es estratégico para el país, pero agrego algo más: apostar por las Universidades públicas, también.
La riqueza de una nación se explica por sus recursos naturales, por el trabajo, por el conocimiento de su pueblo y por un conjunto de instituciones que los entrelaza. Hay países bendecidos por la naturaleza, pero expoliados por empresas extranjeras que explotan sus tierras y sus aguas, que emplean técnicas ambientalmente nocivas, en algunos casos prohibidas en sus propios países (como sucede con algunas tecnologías de explotación petrolera, minera o pesquera), y que terminan llevándose afuera la renta generada. También hay países que carecen de industria nacional. En esos casos, los productos que el pueblo consume, como la ropa o los alimentos, y los que utiliza, como los vehículos o los electrodomésticos, dependen del trabajo de otros y, por lo tanto, no hay empresas locales para absorber la fuerza de trabajo desempleada. Finalmente, hay países que no invierten en la generación de conocimiento. Esto no solamente los hace depender de la ciencia y de la tecnología extranjera, concebida para otros problemas y para otras realidades, sino que también conduce a la pérdida de la propia identidad cultural, algo que no puede conseguirse en ningún mercado y, si se pierde, ya no se recupera.
Cuando un país no apuesta al trabajo nacional ni al mercado interno ni al conocimiento propio, termina convirtiéndose en un enclave, en una colonia o en un emporio de artículos importados.
Mientras escuchamos a diario sobre las bondades de la competencia y del libre mercado, con solo asomarnos a la ventana advertimos que la realidad no funciona así. En todo el mundo se observa que hay empresas cada vez más grandes y, también, que las empresas más grandes son cada vez menos. Además, la actual etapa del capital tecnológico muestra que las empresas con capacidad para generar innovaciones tecnológicas de manera sistemática, son todavía menos. Muy pero muy pocas.
[1] Disponible en: https://www.glocal.click/si-no-es-pymes-para-que
Según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial,[2] en Argentina apenas el 2,3% de las empresas privadas es grande. El 97,7% son empresas micro, pequeñas o medianas, las que a su vez ocupan la gran mayoría de la fuerza de trabajo. Por su parte, las casi 60 Universidades públicas argentinas (UUNN) reúnen al 80% de los estudiantes universitarios del país, en ellas se invierte más del 60% de la Investigación y Desarrollo (I+D), que llega casi al 80% si se incluye al CONICET, y, por su gratuidad y tradición inclusiva, siguen representando la principal plataforma de ascenso social.
Yo no creo que si el empresariado local no lograra una articulación inteligente con las UUNN, otros lo harían. Eso no sucedería de manera directa ni, mucho menos, inmediata. Algunas de las funciones esenciales de las UUNN no podrían ser reemplazadas por instituciones privadas. Por ello, el empresariado local tiene en el Estado más un socio estratégico que un competidor o una amenaza. En las Universidades Públicas se forma gran parte de los profesionales que luego trabajarán en sus firmas, o que crearán nuevas empresas, y también el conocimiento que sirve para resolver los problemas propios de nuestra sociedad y de nuestro territorio, en lugar de la tecnología foránea desarrollada para una realidad que no es la nuestra.
Ya es hora de que algunos jugadores se reconozcan miembros del mismo equipo y pateen la pelota en la misma dirección.
[2] Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/trabajo/estadisticas/oede-estadisticas-nacionales
En el año 1996, inicio de la serie, las empresas grandes eran el 1,47% del total.